sábado, 10 de septiembre de 2011

PATRICIA CORNWELL: PREMIO RBA


Patricia Cornwell és la guanyadora de la V edició del premi de novel.la Negra RBA.

Us transcric un article publicat pel diari El Mundo (2011.09.08)

¿Quién teme a Patricia Cornwell?

La estadounidense Patricia Cornwell conquista el V Premio Internacional de Novela Negra RBA, el mejor dotado en su categoría con 125.000 euros. Un reconocimiento para una escritora cuya trayectoria empezó cuando no era más que la redactora de Sucesos de un periódico cualquiera, allá en Miami, ciudad de futuros forenses asesinos. "De repente estaba en una escena del crimen y me pregunté qué demonios pasaba con el cuerpo después y por qué todos estábamos más preocupados por lo que pasaba con el asesino", cuenta que se dijo la autora en un momento determinado de su por entonces aún incipiente carrera.

'Recibo cartas de lectores que me preguntan por qué Scarpetta ya no es como antes'

Lo siguiente fue descubrir el mundo forense, que por entonces, principios de los 90, era aún un continente por explorar (se dice que en parte la ficción forense, que arranca con la mítica Dana Scully y culmina con el retorcido Dexter Morgan, nació gracias a Cornwell y su sacrificado 'alter ego', la doctora Kay Scarpetta), y enamorarse de una profesión, la del 'desmontamuertos', que, en su opinión, representa a la del detective más fiable.

"El cuerpo de la víctima contiene todas las pistas. Basta con examinarlo con detenimiento para descubrir al asesino", asegura la escritora, una auténtica experta en técnicas forenses (hasta el punto de ser invitada habitual en la televisión norteamericana para hablar sobre el tema), que ha montado centros como el Virginia Institute Forensic Science And Medicine y la National Forensic Academy y se atrevió a asegurar que Jack El Destripador había sido el pintor Walter Sickert porque una asombrosa (aunque dudosa) técnica de estudio forense que ella misma había descubierto así lo demostraba.

Todo es posible en el mundo Cornwell

En el mundo según Patricia Cornwell, coleccionista de armas, amiga personal de los Bush, y piloto de su propio helicóptero, todo es posible. Incluso convivir durante 20 años con la doctora Kay Scarpetta, alguien que, para su autora, "sería una buena compañera de vuelo", perfeccionista, amante de la cocina (lo único que realmente la relaja) y los Mercedes (algo que no tiene en común con Cornwell, la autora prefiere una Harley, o, en su defecto, un Ferrari).

"Con el tiempo, Scarpetta (cuyo apellido significa, literalmente, 'zapatito') ha cambiado de la misma forma en que lo he hecho yo. Recibo cartas de lectores que me preguntan por qué Scarpetta ya no es como antes y lo único que puedo decirles es que las personas cambian, y que ella ha crecido conmigo", dice la escritora, que viaja con su propia peluquera, su propia fotógrafa, dos guardaespaldas y un 'tour manager'.

La flamante ganadora del V Premio RBA de Novela Negra no quiere correr riesgos. Desde que el marido de una de sus amantes la descubrió en la cama con su mujer (que, a todo esto, era agente del FBI) y estuvo a punto de matarla (no a ella sino a la agente en cuestión) prefiere no correr riesgos. De ahí los coches de cristales tintados.

Un misterio con futuro televisivo

Casada desde 2005 con una profesora de psiquiatría 10 años menos que ella que conoció en la Universidad de Harvard cuando se documentaba sobre sociopatía para la que por entonces era su próxima novela, entrega, con 'Red Mist', el caso número 19 de la forense a la que admira la mismísima Angelina Jolie (que podría llegar a encarnarla en la serie que prepara la Fox y que empezaría a rodarse el próximo año).

Un caso en el que Scarpetta, a solas en una furgoneta con un cadáver, sin jurisdicción y en medio de la Nada Más Absoluta (un desierto, en Georgia, América Profunda), tendrá que hacer uso de lo único que tiene a mano (su nutrida y extraña y retorcida experiencia como 'desmontamuertos') para resolver el misterio, una suerte de vuelta a la casilla de salida en un mundo dominado por máquinas que no pueden con todo. "Al final es siempre un ser humano el que resuelve el misterio, por mucho que avance la tecnología, siempre necesitaremos a un ser humano para encontrar al culpable", dictamina la escritora, que confiesa no leer novela negra para no contaminarse. "Prefiero la poesía. Lorca. O la bella literatura. Hemingway".

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